martes, 17 de abril de 2007

Carta a la mediocridad

Sencillamente no he logrado tolerar el “no puedo”. Cada día conocemos que existen más subculturas que nos rodean y alimentan la vida urbana de las ciudades, y afortunadamente cada vez hay mucho más espacios donde la gente se puede sentir identificada con particularidades y no hacer parte del montón. Por otro lado también hay personas, y me empieza a preocupar que son en gran número, que su mentalidad corto placista hace que sus vidas descanse en un mar de conformidades superficiales y mediocres que alimentan unos pocos segundos de su corta vida.

Aunque un poco maniatado me preocupa el hecho de que la gente piensa que el mundo no evoluciona ni las circunstancias, todo va a seguir igual hasta su muerte. Sus esfuerzos por diferenciarse no sobrepasan una prenda de vestir o el maquillaje. Nadan y nadan en piscinas sin orillas, podrían ser hasta mares sin playas, sin flotadores, sin camas para broncearse, sin absolutamente nada a la vista que les haga ver una señal de vida.

A veces, el intento por mostrarse fuerte, deseable, líder, no es más que una buena redacción en la hoja de vida, y peor aún, guardan la ilusión de que funcione. Cubrir con risas, chistes, amores u otras personas verdades de las vidas es lo más común… es cuando uno dice “no me cambie de tema”.

La gente teme ser confrontada y expuesta a nuevas verdades por que no son capaces a renunciar a lo que son, sólo por el temor de dar pasos, que a veces pueden generar incertidumbre, pero que traen éxito. Creen que todo lo que tienen en este preciso momento los acompañará por siempre, y por aferrarse al perro, amigo, casa, computador, o lo que sea se están perdiendo de un mundo lleno de experiencias por descubrir.

La mediocridad se lleva en la sangre y es contagiosa. Es fácil verla cuando una persona ya cumplió sus metas o ya no tiene una nueva, cuando van más lento que el ritmo del mundo. Somos más de 6000 millones de habitantes en la tierra, así que por favor no piensen que son indispensables en esta tierra y mucho menos que son los mejores en algo (con sus excepciones).

Este cáncer que arrasa con civilizaciones hoy por hoy temo que arrase a más de uno que escucho hablar. Y por último no se escuden en el dinero para no hacer lo que quieran, pues el dinero es más viejo que la rueda y ya está inventado.

1 comentario:

RadikalGirl dijo...

lo que pasa es que la mediocridad y la valentia se detestan a muerte...aunque la valentia es la que más detesta porque a la mediocridad le da lo mismo...

creo que es ese miedo a lo desconocido, es esa falta de valentia la que nos frena....siii..es esa mediocridad que nos carcome lentamente...

y lastima porque los latinos tenemos más impregnado ese gen...