Dada la polémica en relación al artículo “No más pelos!”, pues como dice el dicho, la voz del pueblo es la voz de Dios.
Entonces, mujeres: a botar las cuchillas de afeitar, ya no más ceras dolorosas que les pongan la piel roja, se acabaron las técnicas orientales con el hilo para tratar de arrancar algo, no más depilaciones. Salgan libremente, ya no les de pena levantar los brazos y hacer la ola, disfruten de las minifaldas sin ningún afán, besen a su pareja sin temor a malas experiencias. Háganse dreads, rayitos, iluminaciones donde nunca lo han imaginado.
Bueno, ahí les estoy dando gusto a aquellos que NUNCA se fijan en la apariencia física, “yo sólo quiero que me ame”, y eso de verlas bonitas, no les altera ni una hormona. Como dice un amigo “sigan nadando en esa piscina sin orillas”.