lunes, 20 de agosto de 2007

Si hay algo para contar

Hace mucho no escribía, y no lo hacía porque en un principio tenía muchas cosas que decir, que contar de esta nueva vida que llevo (por lo de mi viaje a Brasil), pero pensé que sonaría repetitivo y hasta egocéntrico. Luego quise escribir de los viajes que quiero hacer, de la sobreoferta de portales con foticos, de la sexomanía que se vive acá en Brasil, de lo que extraño un ajiaco, de los tipos de relaciones que tienen las personas, de mi parcero el “laptop”, y así... Luego no quería escribir nada, se me fueron las ganas hasta de visitar esa mancha negra que se llama JUAN lo que no alcanzo a decir. Y justamente creo que era por eso, no había nada que decir. Este espacio para liberarme y hablar de tantas cosas ya no tenía la misma esencia.

Y hoy, que me di cuenta de eso, me dio la pensadora, la autorreflexión y todas esas cosas que pasan por la mente cuando uno hay momentos de desconcierto. Y muchas se me vinieron a la cabeza como que esa teoría de “primero yo, y luego el resto del mundo”, aunque es la más egoísta, orgullosa, nefasta y no sé cómo más describirla, es la más saludable, poco tormentosa y también dolorosa. También me acordé de ese libro de Da Vincci, cuando habla de la curiosita, donde uno se anima a hacer muchas cosas sopor la curiosidad pero “la curiosidad mató al gato”, y también del errore, de ese aprendizaje a punta de los errores, de las cosas que uno no quiere que pasen, de las malas experiencias, de las decepciones, de las tristezas. También se me pasó por la cabeza que la nobleza se puede tornar en “te la van a montar” y la inexperiencia en “te la están montando”.

Pero bueno, afortunadamente todos los días que me levanto y veo mis dedos, esas huellas dactilares me dan la esperanza de mi diferencia y de lo bueno de no ser del montón. También me recuerdan que aún les falta tiempo para que se pongan arrugadas, o sea, falta mucho tiempo para dejar de darse totazos y mucho más para decir “yo no puedo”. Y luego de esa pensadora me alivia el recuerdo del amor, de eso tan bonito, de eso tan bonito que me espera, que me ve, que me quiere, que cambia las caras y que cambió mi vida por la eternidad para que no me olvidara por qué estoy escribiendo esto.

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